Mientras me dirigía hacia allí no paraba de pensar en si
había hecho bien en dejarles a ellos llevar el cuerpo. Me estaba poniendo
nerviosa, tal vez un tanto neurótica pero es que esta vez estaban como más
desgastados, consumidos, pero ¿qué puedes esperarte de unos drogadictos a la
sangre vampírica? Debo de admitir que Megan se lo había montado muy bien. En ningún
otro sitio tendría empleados tan serviciales y fieles, aunque a veces…eran un
tanto tarados y cuanto más tiempo llevaban o más consumían, peor se volvían.
Nuestra sangre los mejoraba pero cuando dejaban de tenerla recorriendo sus
venas, todo empeoraba. Según se aumentan las dosis hacen que te acerque al
cambio, es muy doloroso ya de por sí solo pero el hacer el paso para luego no
llegar a finalizarlo…te deja destrozado.
Ellos iban a tomar el camino más corto a la casa de Rose y
yo daría varios rodeos, tenía que hacerlo así, tal vez Sombra había dejado a
alguien para mantenerme vigilada. No podía volver a cometer errores, el
próximo, podía costarme la vida.
Aparque a unas cuantas manzanas del lugar, cambie mi móvil
por el desechable y lo deje bajo el asiento. Tome la bolsa con las armas y ropa
del maletero y me encamine hacia la casa de Rose. Todo estaba de un silencio
mortal, nada se movía, tan solo fuera la noche cerrada o tal vez hubiera algo
acechando, el instinto de depredador no suele fallar y aún menos cuando te
sientes amenazado. No pude terminar de abrir la cremallera de la bolsa cuando
ya les tenía encima.
Eran tres, una chica de tal vez unos dieciséis, estaba en
los huesos, completamente consumida. A ambos lados tenia a un chico. El de su
derecha parecía el más mayor, su mirada era fiera pero había algo, como si no
estuviera conforme con aquello. Poco a poco se fueron moviendo hasta rodearme
por completo. Fue entonces cuando el chico de la izquierda ataco. Era muy
rápido, los primeros golpes me fue imposible esquivarlos, luego se hicieron
previsibles sus movimientos, por donde atacaría, cortarle la cabeza solo fue
cuestión de minutos. Esta no había terminado de tocar el suelo cuando la chica
se abalanzaba furiosa sobre mí. Peleaba como una gata salvaje, totalmente ida,
asestando golpes sin mirar donde iban. Con los rápidos movimientos su pelo se
fundía con los rayos de luna, si no hubiera esta mi cuello en juego habría dado
lo que fuera para contemplarlo pero ya no volvería a verlos así, la atravesé
con el machete, partiendo desde el estómago y en ascenso. Solo quedo su pálida
y raquítica cara con forma de sorpresa, mirándome.
Me fui volviendo esperando el siguiente ataque, pero no
llegaba. Cuando estábamos frente a frente no movió ni un solo musculo, solo me
observaba un poco atónito, planteándose cuál sería el siguiente paso.
-Ya me habían hablado de ti. Aunque algo
oxidada sigues siendo fascinante.
Casi podía ver las tuercas moverse dentro de su cabeza,
analizándolo todo, viendo que palabras podían ser mejores pero siempre
preparado para el ataque buscando el punto débil.
-No
sabía que era famosa. Tienes dos opciones: te largas y cada uno por su camino,
o te mato. ¿Cuál prefieres?
Poso sus ojos en los míos, intentando penetrar en mi cabeza,
y fue bajando de forma pausada, como si tuviera todo el tiempo del mundo para
ello, como si fuera un cuadro al que tenía que sacarle la idea del pintor. Cada
vez me estaba poniendo más nerviosa, no se a que estaba esperando. Creo que
noto mi impaciencia porque sonrió y volvió a pararse en mí.
-Contesta
de una vez, no tengo tiempo para tus juegos.
-¿Por qué tienes tanta prisa?
-Como si no lo supieras, es
el mismo motivo que te ha traído a mí
-Una vez, hace muchos años nos vimos y
desde entonces no he podido olvidarme de tus ojos, daban tanto y a la vez no
era nada solo vacío.
-Te equivocas de persona
-Ibas del brazo de Sombra con un vestido de
mil azules, te caí en cascada desde esa diminuta cintura donde la seda parecía
una extensión de ti misma. Todos los detalles eran de un negro intenso, incluso
el antifaz que te cubría medio rostro, te hacia unos ángulos tan sobrenaturales
pero hacían destacar tus ojos aún más, tal vez por eso los recuerdo tan bien.
¿Empiezas a recordar?
Sabía cuál era aquella noche, fue la última que pase con
Sombra. Creo que me llevo a casa de un magnate o alguien de las altas esferas,
algo de un negocio, no sé, no le estaba prestando atención. Esa noche acabo
todo ensangrentado, muchas víctimas pero aún más iniciados. ¿Tal vez él fuera
uno de ellos? Cuanto más le miraba más familiar me resultaba, pero solo un vago
recuerdo puede.
-Todo empezó a tener un poco más de luz
cuando llegaste, tan rompedora y llamativa, no había persona que no se volviera
para poder apreciarte. Estabas demasiado callada tal vez pero tus ojos
recorrían cada palmo de la estancia. Sombra te dijo algo al oído y pegaste un
pequeño repullo, te puso la mano al final de la espalda y podría jurar que te
pusiste aún más blanca, un pequeño empujoncito suyo te hizo marcharte dejando
una fría sonrisa y un “me disculpan”, como despedida. Te acercaste a otros
invitados y supongo que les dijiste lo mismo que él te había dicho, casi todos
mostraron cara de satisfacción. Tuve un mal presentimiento, pero jamás pude
haber llegado a pensar lo que luego pasaría.
Sombra me había mandado para que avisara a los demás del
grupo que habíamos ido. Tenían que esperar a la señal para hacer algo que él ya
les había dicho antes: solo cambiar a aquellos que les fuera de utilidad,
obviamente ya sabían cuáles eran; los que no, serian la cena.
-Se le resbalo una copa y la gente empezó a
desaparecer poco a poco, aún no había acabado la noche cuando os presentasteis
los dos delante de mí. Quiso que tú me atacaras pero no te moviste del sitio,
fue directo, prácticamente estaba ya muerto y me dejo así, pero tú, tú me
ayudaste, me diste tu sangre para que pudiera curarme y luego te fuiste.
¿Pensaste que tal vez me encontraría a salvo? En cuanto te fuiste poco después
volvió, vio que aun respiraba y me aplasto el pecho.
Era cierto. Nunca he dejado de pensar si Sombra me dejo escapar
o simplemente tuve suerte. Aun así, no tenía sentido que ahora ese tipo
estuviera allí y encima de la parte de alguien que lo quería muerto.
-¿Y?
¿Ahora qué? Estas de su parte, ¿no? Para que tanta palabra
-Cierto, estoy con él, pero haría cualquier
cosa por mi supervivencia y eso es lo que hice y eso es lo que voy a seguir
haciendo, eso no entra ya en sus planes. Por eso mismo estoy aquí. Ahora vas a
herirme de gravedad e iré hasta uno de los lugares de encuentro y tú acabaras
con él cuando le encuentres.
-¿En serio vas a intentar
traicionarle?
-¿Intentar? No es la primera
vez, y no es el comienzo, hay más Alicia. No estás tan sola en todo esto como
pensabas, alguno de los de tu grupo aún siguen resistiendo, otros hacen como
yo, pero un número considerable se asientan como fieles incondicionales.
Intentare recopilar toda la información que pueda para ayudarte pero solo tu
podrás hacerlo, no sé porque, pero eres la única que podrá acercarse lo
suficiente. Confía en mí, ¿lo harás?