Era extraño que después de varias semanas desde la partida de Joana y Leandro, Sir Rober no hubiera mandado a buscarlos.
Puede ser que estuviera demasiado ocupado como para darse cuenta de que su futura prometida se hubiera escapado con uno de sus mejores amigos pero ¿para que iba a pensar en ello si tenia las narices metida en otro sitio?
Bueno quien dice narices dice todo lo demás pero con la que sería su futura suegra. Algo descabellante pero cierto, pues Lusila los vio con sus propios ojos cuando fue a contarle a Sir Rober toda la verdad.
La relación entre Rober y la madre de Joana no era algo nuevo, pues dos años atrás todo empezó con una fiesta de máscaras y una pequeña confusión...
De todas formas Lusila les contó lo que había pasado algo de lo que Rober y la madre de Joana no se sorprendieron e intentaron de convencer a Lusila de que estaba confundida, que eran amigos no había nada más, pero no era tonta y sabía lo que se cocía pues ella misma había estado presente.
Pero claro, si no querían que el rumor se corriera algo deberían de hacer y por ello una docena de soldados fueron mandados al bosque en busca de Joana y Leandro.
Los soldados llegaron a la casa que había en el bosque pero estaba vacía hacia poco tiempo que se habían marchado pero les llevaban bastante distancia o al menos eso parecía.
En realidad permanecían escondidos en una cueva cercana..
+ Deberíamos de salir
-¿Estas loca? ¡Vienen a por nosotros!
+Ya lo se ¿y? Yo no tengo nada que perder
-Pero yo si
+Ya lo se ¿y?
Y después de terminar esas palabras salio fuera de la cueva y se planto delante de los caballeros. Uno de ellos le ofreció la mano y se subió al caballo. Poco a poco salieron los demás siendo el último Leandro.
Regresaron a palacio pero todo estaba de fiesta como si nada sucediese, como si no hubiera cambiado nada. Pero algo se tramaba entre tanta alegría, vino y comida...
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