+¿Sabes que vas a tener de mi a partir de ahora? Un sencillo recuerdo porque no vas a volver a saber de mi nunca.
-Venga Joana déjale, podemos hablar tranquilamente. Sueltale
*Se que te hice daño al dejarte marchar, al ignorarte, al engañarte, pero podemos hablar, no tienes porque ponerte así.
+Tengo todos el derecho y motivos del mundo para ello. ¿Sabes como mi corazón se iba haciendo pedazos con cada silencio tuyo? ¿Sabes lo mal que me sentía cuando pensaba que a mi lado no estarías Solo te guardo odio y todo por tu asqueroso orgullo porque no es otra cosa. ¿Enserio crees que me merecía todo lo que me has hecho? ¿Tan mala fui? ¿Qué más querías de mi?
Yo no le encontré respuestas a tales preguntas a lo que tu tampoco me diste porque me hacías el vació.
No sabes cuanto te llore, ni cuanto esperaba que volvieras y me sacaras de este poco sin fin. Pero estabas muy ocupado con otras doncellas y yo no te significaba nada. Me di cuenta demasiado tarde. Jamás tuviste que venir a consolarme esa noche, jamás tuvo que haber pasado nada.
*Lo siento.
+¿De que me vale? Ya no quiere nada, solo olvidarte, olvidar el pasado y arreglar el presente.
-Joana sueltale ya
+No, si me matas él vendrá conmigo
-Dos pájaros de un tiro
+¿Segura?
Antes de que Joana pudiera contarle el cuello este se aparto y el guardia de la puerta le lanzo una daga al corazón de Joana.
Leandro la fue depositando poco a poco en el suelo empapándose de su sangre.
* Perdóname
+No, quien me tiene que perdonar eres tu, me cegaba el odio.
*No hables, aguanta.
-Hay tonta jovencita, ¿pensabas que te ibas a salir con la tuya? Estúpida.
Cada vez brotaba más sangre de la herida, la cual antes de ser abierta, ya sangraba. No todas las heridas se causan con las manos, también con los hechos.
Y como un hecho vale más que mil palabras, el soldado le atravesó el corazón al hechicero, le golpeo la corva para que cayera al suelo y sujetando con una mano los cabellos de este, con la otra desenvaino la espada y le corto la cabeza.
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