Mi habitación tiene una gruesa capa de polvo, todo sigue en el mismo sitio, en el mismo orden que a mi madre le fascinaba.
Cada objeto que meto en la caja me lleva a un recuerdo, aun momento, a esos momentos donde fui feliz, donde no tenia que pensar, solo actuar, pensar en el juego y en chicas.
Aunque pueda parecer mentira, tenia otros intereses además de eso, leer, una de mis pasiones ocultas y ver que dentro de uno de mis libros preferidos esta una foto nuestra hace que se me remuevan las entrañas.
Y pensar que nos conocimos por error, por un estúpido tropiezo de una estúpida apuesta, a la cual gane y perdí, perdí en el mismo momento que sus ojos se depositaron en los míos, en mismo instante que su pelo cobre me rozo.
Puedo sonar cursi, empalagoso, pero ojala la hubierais podido conocer, conocerla tanto como yo, sentirla tan cerca pero con sus pensamientos tan lejos.
Mi madre decía que era demasiado buena para mi, que ese trozo de cielo era demasiado para este trozo de infierno, que terminaría lastimandola, cuanta razón tenía.
Por más rápido que intentaba yo ir, ella me refrenaba más. Recuerdo la primera vez que intente besarla y me espeto: la miel no esta echa para la boca del burro.
Cuanto más la iba conociendo, cuanto más me abría a ella, me daba cuenta que hasta ese instante no había sido yo, se me hacia extraño no verla, o no hablar con ella, se me hacia raro no tenerla.
Joder, no he parado de pensar en ella desde el mismo momento en el que puse un pie en este sitio, virgen santa, creí que ya estaba desintoxicado pero parece que vuelvo a caer, serán ensoñaciones mías. No tengo tiempo y aun menos mi padre, la cuenta atrás empezó hace semanas y van demasiado deprisa, demasiado para mi... Cuanto antes nos marchemos antes podre volver a mi inestable realidad, donde no existen fantasmas que me atormenten, no estando despierto
lunes, 21 de octubre de 2013
jueves, 3 de octubre de 2013
El presente en el pasado
He vuelto. He vuelto al sitio donde me perdí.
Desde entonces no soy la misma persona, soy un alma más que vaga hacia un sitio o hacia otro, sin detenerse demasiado ha esperar.
Es raro volver después de diez años y ver que todo casi sigue igual que cuando me marche, salvo por el verde que ahora resulta ser de un tono marrón, un todo muerto.
Los recuerdos se me amontonan por momentos, pero solo es ver su pelo y parar en seco. Es ella, la reconocería en cualquier lugar, su risa es algo que jamás pude olvidar, incluso en mis sueños, en antaño, aparecía.
Aunque la última vez que la vi, no estaba riendo, lloraba por mi marcha, lloraba porque la dejaría sola en este montón de mierda, porque fui tan cobarde que no supe ver que tras ella todo era un fantasma, lloraba porque le partí el corazón en mil pedazos y no me importo demasiado.
Fui el típico chaval que fingía ser tan fuerte que nada le dañaba, pero ella, esa sonrisa, esos ojos verdes, esos rojos labios, fueron mi talón de Aquiles.
Lo más seguro es que no se acuerde del cabrón que le hizo daño hace tanto tiempo, habrá rehecho su vida, se habrá casado con Tomas Gordon y tendrá niños... habrá sido feliz, lo sera...
¿Para que lamentarme más del pasado aunque haya vuelto a él?
No es que sea demasiado el gusto de volver, si no fuera por mi padre.
Desde que mi madre nos dejo, desde su marcha, no ha vuelto a levantar la cabeza y su enfermedad no le ayuda.
He venido para llevármelo y arrancar la última raíz que me queda en este infierno de recuerdos.
Llegar a la que era mi casa y sentirme como un extraño, recordar cada una de las palabras que dije antes de marcharme, antes de destrozar a mi madre...fue la última vez que la vi.
La pintura sigue tan escamada como cuando me marche, con el mismo color ocre. Nada había cambiado, excepto, yo...
Desde entonces no soy la misma persona, soy un alma más que vaga hacia un sitio o hacia otro, sin detenerse demasiado ha esperar.
Es raro volver después de diez años y ver que todo casi sigue igual que cuando me marche, salvo por el verde que ahora resulta ser de un tono marrón, un todo muerto.
Los recuerdos se me amontonan por momentos, pero solo es ver su pelo y parar en seco. Es ella, la reconocería en cualquier lugar, su risa es algo que jamás pude olvidar, incluso en mis sueños, en antaño, aparecía.
Aunque la última vez que la vi, no estaba riendo, lloraba por mi marcha, lloraba porque la dejaría sola en este montón de mierda, porque fui tan cobarde que no supe ver que tras ella todo era un fantasma, lloraba porque le partí el corazón en mil pedazos y no me importo demasiado.
Fui el típico chaval que fingía ser tan fuerte que nada le dañaba, pero ella, esa sonrisa, esos ojos verdes, esos rojos labios, fueron mi talón de Aquiles.
Lo más seguro es que no se acuerde del cabrón que le hizo daño hace tanto tiempo, habrá rehecho su vida, se habrá casado con Tomas Gordon y tendrá niños... habrá sido feliz, lo sera...
¿Para que lamentarme más del pasado aunque haya vuelto a él?
No es que sea demasiado el gusto de volver, si no fuera por mi padre.
Desde que mi madre nos dejo, desde su marcha, no ha vuelto a levantar la cabeza y su enfermedad no le ayuda.
He venido para llevármelo y arrancar la última raíz que me queda en este infierno de recuerdos.
Llegar a la que era mi casa y sentirme como un extraño, recordar cada una de las palabras que dije antes de marcharme, antes de destrozar a mi madre...fue la última vez que la vi.
La pintura sigue tan escamada como cuando me marche, con el mismo color ocre. Nada había cambiado, excepto, yo...
Suscribirse a:
Entradas (Atom)