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domingo, 25 de mayo de 2014

Las dos caras de la moneda VII


                                                                                                             Inglaterra, 05/09/1983

El maldito acabo enterándose de que estaba embarazada, y como es evidente se lo contó a mi padre pero claro, para mi padre quien me violó fue uno de los internos que residen aquí.
Intente quitarle la vida a mi pequeño, pero no puedo hacerle eso a una criatura inocente y que aún no ha visto la luz del sol, no ha sentido su calor.
Ha intentado que aborte, pero mi pequeño se aferra a su corta vida, así que va a esperar a que lo tenga para apartarme de él.
Me esta empezando a salir barriguita de mamá, es algo totalmente increíble. Nace una vida, una persona dentro de mi, ¿como sera?, ¿sera niña? ,¿sera niño?, ¿tendrá mis ojos? ,¿como serán sus manos? Como deseo tener ya a mi bebé entre mis brazos, por eso tengo que irme de aquí cuanto antes, no me van a separar de él o de ella, antes tendrá que matarme.

En pocas hora me marcho, le deje una carta a mi padre, se la deje a Adela, no me fió de nadie más y aunque quiera huir conmigo sabe que es demasiado peligroso y necesito que se quede aquí, volveré a por ella, volveré a retomar mi vida en cuanto tengo el suficiente valor y haya pasado el suficiente tiempo.
Le voy a hacer aún más daño a mi familia pero tengo la esperanza de que lo comprenderán cuando lean la carta, al fin y al cabo, la esperanza es lo último que se pierde, ¿no?  

Es el momento, es ahora o nunca, después de la última ronda.
No llevo mucho en esta maleta, más sueños y esperanzas que otra cosa.
Estoy aterrada no quiero ni imaginar que puede pasar si me cogen. No, no va a pasar.
Abro muy despacio las puertas y corro, corro todo lo que mis doloridas piernas me permiten.
No, no... Maldita sea me van a acorralar como no me de más prisa. Vamos, joder.
Me faltan fuerzas, estoy demasiado débil, no voy a poder llegar hasta la vaya. Un poco más, solo un poco más y estaré más cerca de la libertad. Vamos, joder.
Viene detrás de mi, junto a varios camilleros.
No se como pude pero la salte, no queda nada para ser libre...
Debería de haber visto el arma que traía en la mano, debería de haberme dado cuenta..

La bala la atravesó desde la columna hasta rozar su corazón...Se fue enfriando conforme salia del cuerpo, conforme se la llevaba. Sangre, gritos, llantos... ¿Y ahora? ¿Ahora donde esta toda la humanidad? ¿Donde dejas la moral y la ética? ¿Donde la dejas? ¿Donde dejas al Dios piadoso? ¿Donde esta la muerte salvo en tus ojos? Jamás lo diferente sera aceptado con buenos ojos, jamás semejante belleza sera admitida. Presumimos de la libertad, una libertad limitada incluso por el aire que respiramos, sumidos en reglas sin sentido que nos encierran en cuatro paredes.
Libertad bajo amenaza, eso es lo que tenemos.

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