Desde mi punto de vista en estos momentos pienso en todo lo que he hecho y veo que nada ha servido para cambiar mi final. Aun intentan reanimarme, después de la gran perdida de sangre y que el calor de mi cuerpo se haya esfumado...
Ahora me pregunto como he podido ser tan idiota para suicidarme, del porque de que haya escogido la opción más fácil, más rápida. Jamás fui valiente, tampoco sabía afrontar el dolor, ni recuperarme de una herida o echarle cara a la vida.
Nadie sabe realmente quien fui, pues la coraza que fui formando lo provoco, además que hacer que alguien sepa toda tu vida, todas tus debilidades, lo convierte en tu mayor enemigo pues en cualquier momento te puede destruir.
Nunca destaque por mi belleza, ni tampoco por ser inteligente, ni tener algún don o algo por el estilo, más bien fui esa niña con los que todos se metían, esa cuatro ojos y pelo estropajo. Pero todo patito feo tarde o temprano se acaba convirtiendo en un hermoso cisne, eso solo debería al exterior pero también cuenta el interior, cambie completamente deje de ser esa niña estúpida y me convertí en una golfa más.
El proceso de transformación duro varios años, fue bastante lento y apenas me daba cuenta.
Últimamente los problemas me ahogaban, aunque intentara salir de ellos me veía aun más metida y sin salida, nadie parecía que le importara como me encontrara, todos creían que era feliz pues eso decían mis labios, nadie supo ver como en realidad me sentía, nadie me conocía.
Mejor me remonto hasta hace unos cinco años, al momento donde empiezan mis cambios...
Se podría decir que era una niñata de 13 años que solo quería encajar en el nuevo instituto, todo parecía ir bien pero solo me hicieron falta unas horas para que los problemas empezaran. Todos los días lo mismo, se convirtió en un rutina.
Cuando no se metían conmigo o no me hacían perrerías, me parecía extraño aunque bastante agradable pues no tenía que esconderme.
No hay comentarios:
Publicar un comentario