Hoy es una de esas noches en los que me tiro en la cama a mirar el blanco techo.
En las que me pongo a pensar y reflexionar,
en las que me olvido de todo y de nada por un momento,
aunque el whatsapp reviente paso de contestar.
Me sumerjo en mi misma, en ese pozo sin hondo,
ese torbellino lleno de problemas y locuras,
en mi torpe y raída realidad.
Pasan tantos recuerdos, tantas equivocaciones, tantos errores,
tantas lagrimas, risas, pasa mi vida.
Me encantaría poder borrar todas esas gilipolleces que he echo,
todo lo que he sufrido y he callado, todos esos gritos enjaulados.
Crecí antes de tiempo, fui niña durante muy poco tiempo
pero eso es lo que me deparo el destino o al menos eso es lo que quiero creer,
quizás porque tengo esperanzas de dejar de ser tan desgraciada,
de encontrar la forma de cambiar las cosas...
Lo peor de estas noches de reflexiones es que me doy cuenta
que soy una mierda más de esta acera, que esas ganas de ser distintas
se han quedado en eso.
Luego están los ¿y si hubiera tomado ese camino?,
esos son los que más me torturan.
Soy de las que solo aprenden a palos y ni así,
pero no puedo hacerle nada, el destino me la tiene jugada,
pero solo es una batalla, no la guerra.
No puedo olvidar la realidad, esa que me estampa en la cara que todo es una nube de humo,
que todo sigue estando igual tanto como si quiero
como si no.
Se me llena de un gran pesar, todo el cuerpo,
un nudo en la garganta, un dolor en el pecho,
la cabeza palpitante.
Ojala todo fuera tan fácil como darle a borrar y se acabo,
ya no más recuerdos ni personas...
Ojala todo fuera diferente....
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