Y te miro, y nos miró, a través del espejo. Veo como cada
mañana pasas por delante de él, como cepillas tu pelo mechón por mechón, de
aquel pelo cobalto indomable; como las alegrías y las penas han ido dejan
huella, huella en la piel de porcelana; como tus ojos chispean con menos
intensidad; como tus manos se van haciendo más fuertes y frágiles; como tus
sueños se hacían añicos y de entre las ruinas se alzaban otros, más pequeños, más
conformistas, menos tú; como las esperanzas se marchitaban y con ellas tú.
¿Me puedes ver? Aún sigo aquí, aún sigo esperando pero el
tiempo se nos agotó. Ya no seré tú, ya no serás yo. ¿Me recuerdas? ¿Me sientes?
¿Te arrepientes? ¿Me extrañaste? Tal vez esta sea la última vez o tal vez
volvamos a ser, pero prométete que esta vez, esta vez seremos lo que queríamos ser,
que no nos rendiremos, que no tomaremos el camino fácil, que lucharemos.
Si volvemos a ser, se te fiel.
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